Warum Thomas Morus?
An dem Tag, an dem Thomas Morus zum Heiligen erklärt wurde, war ich ein junger Lehrer in der Mark Brandenburg, wo ich als Wanderlehrer für Religion arbeitete.
Als die Nationalsozialisten «allergisch» auf diese Heiligsprechung reagierten, schenkte ich ihr mehr Aufmerksamkeit und begann, mich mit dem Leben von Thomas Morus zu beschäftigen. Damals war ich tief geprägt durch meine Mitarbeit in der katholischen Jugendbewegung des Studentenwerks NEUES DEUTSCHLAND, deren Motto: «Alle für Deutschland, Deutschland für Christus» mein Denken und Handeln bestimmte.
Die Tatsache, dass sich die Nationalsozialisten durch die Heiligsprechung provoziert fühlten – ob sie nun von der Kirche gewollt war oder nicht – war für mich der Grund, Thomas More als Lebensmodell gegen jede Art von Totalitarismus zu sehen.
Später, in Chile, als ich den Plan entwickelte, eine neue Schule in Santiago zu gründen, war der Name der Schule für mich klar. Und zwischen 1949 und 1950 setzte ich mein Plan in die Tat um.
Warum ich diesen Namen für die neu gegründete Schule gewählt habe, möchte ich nun näher erläutern. Fünf Jahre nach dem Krieg musste ich aus eigener Erfahrung feststellen, dass viele Deutsche in Chile die nationalsozialistische Gesinnung nicht überwunden hatten. Den gewählten Namen begründete ich spontan mit dem Zusammenhang mit dem Widerstand gegen den Nationalsozialismus und als Erinnerung an die Reaktion der Nazis im Jahr 1935 auf die Heiligsprechung.
Die tieferen Gründe liegen jedoch in dem sorgfältigen und intensiven Studium der Persönlichkeit von Thomas Morus und der historischen Umstände, denen ich mich jahrelang gewidmet habe. Da ist der fähige Staatsmann und Politiker, der sensible Humanist und Freund des Erasmus von Rotterdam, der auf dem Höhepunkt des Konflikts zwischen den Reformatoren und Rom seine geistige Unabhängigkeit als Christ zu wahren weiß, ohne verletzend oder intolerant zu sein. Und nicht zuletzt das Bild des Familienvaters, von dem ein Zeitgenosse sagte, Thomas Morus habe in seiner Familie ein eigenes kleines Utopia. Im Briefwechsel mit seiner Tochter Margaret Roper, in den Briefen aus seiner Gefangenschaft im Turm, sieht man ihn deutlich in seiner ganzen enormen moralischen Größe.
Zum Abschluss dieser Gedanken noch ein paar Worte aus der deutschen Ausgabe von Henri Bremonds Biographie von Thomas Morus. Bremond stellt fest: «In More finden wir etwas, das wir bei den frommeren Männern des späteren Englands, einschließlich Newman, vermissen: eine gewisse Mischung aus Zärtlichkeit und Ehrfurcht, aus Ernsthaftigkeit und Hingabe, einen gewissen kindlichen Geist, der sich nicht auf das Feiern beschränkt, der nicht vom Puritanismus verdunkelt wird».
Kurzum, es war und ist die Faszination für TOMAS MORUS, die mich dazu brachte, die Schule nach ihm zu benennen.
Bonn, Oktober 1993
Julius Diesenberg
¿POR QUÉ THOMAS MORUS?
El día en que Tomás Moro fue declarado santo, era yo un joven maestro en la Marca de Brandeburgo, donde trabajaba como profesor itinerante para la asignatura de Religión.
Cuando los nacionalsocialistas reaccionaron «alérgicamente» contra esta canonización, puse mayor atención a ello y comencé a ocuparme de la vida de Tomás Moro. En aquel tiempo estaba yo profundamente marcado por mi participación en el movimiento católico juvenil de la unión estudiantil NUEVA ALEMANIA, cuya divisa: «Todo para Alemania, Alemania para Cristo» regía mi pensamiento y mi actuar.
El hecho de que los nacionalsocialistas se sintiesen provocados por la canonización -haya ello sido querido por la Iglesia o no- fue para mí el motivo de ver a Tomás Moro como modelo de vida contra cualquier especie de totalitarismo.
Más tarde, en Chile, cuando desarrollé el plan de abrir un nuevo colegio en Santiago, el nombre que éste tendría estaba para mí muy claro. Y entre 1949 y 1950 mi plan se hizo una realidad.
El porqué escogí este nombre para el recién fundado colegio es lo que ahora quiero explicar de modo más exhaustivo. Cinco años después de la guerra, debí comprobar por propia experiencia que en Chile muchos alemanes no habían superado las actitudes nacionalsocialistas. Espontáneamente justifiqué entonces el nombre escogido por su relación con la resistencia contra el Nacionalsocialismo y como un recuerdo de la reacción que los nacis tuvieron en 1935 ante la canonización.
Sin embargo, las razones más profundas están en el detenido e intenso estudio de la personalidad de Tomás Moro y de las circunstancias históricas que lo acompañaron, al que me había dedicado por años. Allí está el hábil estadista y político, el sensible humanista y amigo de Erasmo de Rotterdam, quien, en el clímax del conflicto entre los reformistas y Roma, sabe cuidar su independencia espiritual como cristiano sin ser hiriente ni intolerante. Y no en último lugar impresiona la imagen del padre de familia, del que un contemporáneo dijo que Tomás Moro tenía, en su familia, una propia pequeña Utopía. En el intercambio de cartas con su hija Margaret Roper, en las cartas desde su prisión en la torre, se lo puede ver claramente en toda su enorme magnitud moral.
Como conclusión de estos pensamientos algunas palabras de la edición alemana de la biografía de Tomás Moro escrita por Henri Bremond. Señala Bremond: «en Moro encontramos algo que echamos de menos en los hombres más piadosos de la Inglaterra posterior, incluido Newman: una cierta mezcla de ternura y reverencia, de seriedad y entrega, un cierto espíritu de niño que no se limita a la celebración, que no es oscurecido por el puritanismo».
En síntesis, fue y es la fascinación por TOMAS MORO lo que me llevó a nombrar el colegio en su honor.
Bonn, Octubre de 1993
Julius Diesenberg