Cuando el Profe César nos invitó a un concurso de Modelamiento Matemático se me pasaron dos cosas por
la cabeza. Primero: “Inscríbame al tiro, profe” y segundo: “¿Qué es un modelo matemático?”, y honestamente
nunca esperé que esta aventura a lo desconocido fuera el sueño de todo amante de las matemáticas.
En este concurso tuvimos que hacer un total de 3 modelos matemáticos, partiendo por un informe de 5
páginas en el que aún no teníamos muy claro lo que estábamos haciendo, hasta uno de 17 páginas, en el cual
sentimos la presión de ser juzgados a nivel mundial.
En el primer trabajo analizamos un posible incentivo perverso en el cobro del agua, pues el sistema de drenaje
en Chile parecía tener una falla de la cual nos podíamos aprovechar para ahorrar dinero. Analizamos el
problema y finalmente concluimos que dicha falla no existe.
En el siguiente trabajo estudiamos y optimizamos el coeficiente de Gini, que trata
de reflejar numéricamente la desigualdad en un país. Descubrimos que es posible
que países con distinta distribución de riquezas tengan un mismo coeficiente, por
lo que creamos nuestro propio coeficiente: el Coeficiente Alegría, basado en las
curvas Carvajal. También creamos nuestra distribución Schilling para disminuir las
brechas más extensas.
El último y más complejo fue analizar la disposición de los artículos en una
tienda para una venta masiva. En este análisis teníamos que tomar en cuenta
no solo la posición de los artículos, sino que también su popularidad y el
descuento de estos.
Pero bueno, más que los trabajos mismos (de los cuales estamos muy orgullosos), lo más importante fue la
experiencia misma de haber hecho tres modelos matemáticos, haber ido al Centro de Modelamiento
Matemático de la Universidad de Chile a un curso de dos semanas, haber sido seleccionados como uno de los
dos representantes nacionales y ser reconocidos internacionalmente con una mención honrosa en nuestro
último trabajo.
Fue algo inimaginable para nosotros todo el proceso, desde la vez en que nos dijeron que pasamos la primera
ronda y ya nos dábamos por satisfechos hasta cuando salieron los resultados finales y vimos nuestro diploma
de mención honrosa e hicimos nuestra llamada zoom para celebrar aquello que habíamos visto como
inalcanzable al comienzo.
Pero cabe mencionar que esta mención honrosa no es solo de nosotros los participantes, y es por eso que
queremos agradecerles. Por una parte, a los profesores que nos dejaron salir de clases para trabajar; a los
compañeros que se dieron la lata de leer nuestro trabajos y darnos retroalimentación; al colegio por prestarnos
la Sala del Directorio para poder trabajar más calmados. Pero nuestro mayor agradecimiento va a nuestro
profesor, César, ya que sin él ni sus preciados cupcakes ni sus portadas magistrales, nada de esto hubiese sido
más que un sueño en nuestras cabezas.
Agus, Bruno, Cata & Cris